La reducción en las brechas de acceso a la educación, en todos los niveles de formación, se logra bridando las mismas oportunidades de formación a todas las personas, lo que implica llegar a poblaciones vulnerables y a lugares apartados de las grandes urbes, incluyendo comunidades rurales, afrodescendientes, indígenas, migrantes y refugiados, que tradicionalmente han estado marginadas de los sistemas educativos.
Pero llegar a estas poblaciones, no es fácil, se requiere del esfuerzo tanto del sector público como privado para realizar inversiones en formación de docentes, en infraestructura física y tecnológica que garanticen el acceso a la educación, presencial y/o distancia.
Las inversiones en infraestructura tecnológica deben incluir, entre otras, el acceso a Internet y la capacidad de banda ancha, en especial en las zonas rurales, así como el acceso a software, computadores, portátiles, tabletas e incluso celulares con acceso a internet, tanto para docentes, administrativos como estudiantes.
Una educación de calidad es la mejor inversión que un país puede realizar (BID. 2018).